Política
Cierre de campaña

PP: retener gobiernos para retener Génova

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Pablo Casado reunirá un 'ejército' de 90.000 interventores y apoderados para apuntalar el liderazgo de la oposición

Pablo Casado, en el acto de cierre de campaña celebrado en Madrid.
Pablo Casado, en el acto de cierre de campaña celebrado en Madrid. J. J. Guillén EFE

Pablo Casado sostiene que las elecciones de este domingo son la «segunda vuelta» de las generales del 28 de abril. Es una manera de darse a sí mismo la oportunidad de compensar el peor resultado de la historia del PP, porque, en efecto, este domingo se cierra una suerte de eliminatoria en la que está en juego no sólo el poder territorial del partido, sino, también, su propio liderazgo.

En estos comicios locales, autonómicos y europeos, Casado se juega su proyecto a cara o cruz. Más aún que en las legislativas, precisamente porque arrastra la rémora de haber sacado sólo 66 diputados. Si no retiene poder, si no es capaz de escenificar una alternativa territorial a Pedro Sánchez y, sobre todo, si es superado por Ciudadanos en los grandes núcleos electorales, la actual dirección del PP tendrá difícil mantenerse al timón de Génova.

Dependiendo de qué escenario ocurra, Casado podrá mantenerse con apenas cambios cosméticos en su equipo o, por el contrario, se verá abocado a una lucha de poder con los críticos e incluso algún barón.

En primer lugar, el presidente del PP se juega la hegemonía en el centroderecha. Todo hace indicar que Ciudadanos no va a superar al PP en el conjunto de las municipales, porque no tiene esa capilaridad que sí caracteriza al PP, pero sí puede sorpassarlo en algunas ciudades o en la Comunidad de Madrid. Y eso sería letal para el caché (interno y externo) de Casado.

Eso sí, en el PP inciden en el reverso a esa moneda. Creen que «si Albert Rivera, después de 13 años intentándolo, no logra superar al PP, debería dimitir».

En segundo lugar, Casado se juega el alcance de su liderazgo. Si gobierna en Castilla y León, Murcia y Madrid (Comunidad o Ayuntamiento), podrá reivindicarse.

Sin horizonte electoral

Y en tercer lugar, Casado se juega algo muy importante: el contrapeso a Sánchez durante cuatro años de oposición. Hay que hacer hincapié en que, a partir del lunes, no hay un horizonte electoral. Durante los próximos cuatro años, apenas se celebrarán algunas elecciones regionales como las gallegas, las vascas o las catalanas. Y si el PP no logra ser la oposición territorial al PSOE, la legislatura se convertiría en un calvario demasiado largo.

Consciente de eso, el PP va a echar el resto el domingo. Génova ha movilizado al máximo a las bases, y va a desplegar un ejército de 89.180 militantes (27.980 interventores y 61.200 apoderados). De ellos, 8.100 se concentrarán en Madrid, que es la gran batalla. En Génova creen que es más probable que José Luis Martínez-Almeida sea alcalde que Isabel Díaz Ayuso, presidenta.

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