Elecciones 28-A

Del 'procés' al feminismo: así ha cambiado España desde las elecciones de 2016

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Nuevos asuntos socio-políticos marcan la campaña de forma diferente a los últimos comicios generales

De las elecciones repetidas de 2016 a las elecciones anticipadas de 2019, en España han pasado apenas tres años, pero que políticamente parecen tres lustros. Hemos asistido a dos investiduras fallidas; a otra exitosa por abstención, polémica mediante; a primarias, congresos, comités federales y más primarias; a una moción de censura fallida; a otra por primera vez exitosa, y a una dudosa efectividad parlamentaria. Y entre medias de todo esto, hay cosas que no han cambiado, otras que lo han hecho moderadamente y unas últimas que tienen poco ver con la situación que llevó a más de 24 millones de personas a las urnas en junio de 2016.

En el epicentro de la legislatura que ahora termina ha estado el proceso soberanista catalán. Lo ha sido en la política, pero también en la propia sociedad, que en octubre de 2017 situaba la independencia de Cataluña como uno de sus principales problemas (lo era para cerca de un 30% de los españoles) en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizado días después de la celebración del referéndum ilegal del 1-O que hoy se juzga en el Tribunal Supremo. Ese porcentaje, muy alto para los parámetros del CIS, se ha moderado con el paso de los meses, pero sigue en valores relativamente altos.

También sigue omnipresente en la vida de los españoles el paro, la principal preocupación de la sociedad en todos los barómetros desde 2008. Del último trimestre de 2016 a finales de 2018 el desempleo ha bajado cuatro puntos, hasta el 14,45%, y lo ha hecho en todos los grupos de edad salvo en las personas entre 65 y 69 años que siguen activas. Hoy, a diferencia de entonces, los discursos de campaña se centran más en la calidad del empleo que en la creación del mismo, aunque las señales de alarma ante una nueva recesión se van colando poco a poco en los mítines.

Los jóvenes, los más afectados por el desempleo, también lo son por otro de los problemas que se ha disparado en estos tres años de legislatura: el precio del alquiler y el nuevo boom de la venta de vivienda. Las subidas han alcanzado el 9% anual, según datos de Fotocasa, aunque en la ciudad de Madrid ha habido picos del 13,7% y Barcelona registró aumentos cercanos al 20%. La ciudad condal es, además, el municipio con el metro cuadrado más caro de alquiler: 16,06 euros, prácticamente el doble de la media nacional.

Algunos datos muestran una moderación en las subidas e incluso que se están produciendo bajadas, pero por el momento los altos precios expulsaron del mercado del alquiler en el último año a un 39% de los jóvenes de entre 18 y 34 años. La mayoría de ellos son mujeres (73%) que alquilaban una vivienda para independizarse o por un cambio de residencia por estudios o trabajo, siguiendo a Fotocasa.

En cuanto a la compra de vivienda, en esta legislatura hemos vuelto a hablar de burbuja y del inquietante concepto "regreso a 2008". Según Idealista, la subida acumulada está cercana al 18%, que de nuevo es mayor en Madrid (34,18%), Valencia (30,67%) y Barcelona (22,94%). España no deja por ello de ser un país de propietarios, donde más del 70% tiene su propia casa, aunque la posesión de vivienda de los más jóvenes cayó cerca de un 30% en diez años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Importante cambio en el debate social y político ha sido el auge del feminismo. A principios de la legislatura, en torno a un 4% de los españoles escogía esta etiqueta para definirse por encima de otras más asentadas como progresista, liberal o conservador. En enero de 2019, último dato disponible de la serie del CIS, el porcentaje se había duplicado hasta llegar a casi el 10%, dato que se ha visto ya superado en la última macroencuesta preelectoral. La cifra crece si se tiene en cuenta sólo a las mujeres y aún más entre los jóvenes de 18 a 24 años. Algo más de 450.000 de ellas, según datos del censo, podrán votar por primera vez este 28-A y lo harán tras las grandes movilizaciones del 8 de marzo que se han producido los últimos dos años.

En este ámbito, hay cosas que no cambian. Una es el número de abortos, que debates sobre una u otra ley aparte se mantiene invariable en este periodo, en uno por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años. La otra es el número de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas (47 el año pasado).

En Educación, otro de los temas recurrentes señalados como problemas por los españoles, el fracaso escolar ha repuntado de nuevo por primera vez en 10 años, coincidiendo con la recuperación económica y la bajada del paro. Uno de cada cuatro jóvenes no obtuvo el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en 2017 (último dato disponible), siguiendo el análisis de CCOO a partir de los datos publicados por el Ministerio de Educación. El curso anterior el porcentaje era del 20,7%. «Desde 2006/2007, cada vez había más alumnos que terminaban la ESO. Hasta ahora», informó Olga R. Sanmartín.

Otro asunto que se ha colado en esta campaña y que en 2016 apenas ocupó espacio electoral es la inmigración, y los datos lo acompañan, porque la llegada de extranjeros ha subido. En 2018 al menos 56.480 personas llegaron a España cruzando el Mediterráneo. El dato es récord y supera las cifras de 2006, cuando las llegadas registradas durante la "crisis de los cayucos" ascendieron a 39.180 personas. Al menos 769 inmigrantes murieron en el mar el año pasado, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Por nacionalidad, el incremento más importante vino de Venezuela, país en el que se ha triplicado el número de inmigrantes recibidos. También han crecido de forma pronunciada las llegadas de personas de Perú y Colombia.

Finalmente, la política en sí misma no puede quedar al margen. El desencanto ciudadano ha batido récords en los últimos meses, el último Gobierno de Mariano Rajoy fue el más desconocido de la democracia, la preocupación por la corrupción aumenta, un 82% de la población confía poco o nada en el Congreso y sólo uno de cada cuatro considera que los políticos tratan temas importantes en el Parlamento.

Tres palabras para definir el curso político

"Populismo" fue la palabra del año en 2016 para la Fundación del Español Urgente (Fundéu). Como fruto de la "tendencia política que pretende atraerse a las clases populares" se explicaron el sí al Brexit y la victoria de Donald Trump. Y España ya no era ajena a la palabra que todo lo explicaba: se hablaba de populismo de izquierdas, asentado en las siglas de Podemos, mientras se cocinaba el caldo de cultivo que alimentaría el ala derecha, representada hoy por Vox. El desencanto político favorece las opciones antisistema, a la orden del día también a nivel mundial. "Aporofobia" fue la apuesta de la Fundéu para el año siguiente. "Lo que no tiene nombre no existe", explicaban para justificar que se hable de la aversión a los pobres, hecho que trasciende al racismo: algunas nacionalidades molestan menos que otras y la renta puede ser un factor diferencial. La palabra de 2018 fue "microplásticos", una apuesta por el medio ambiente que, en cambio, no es central en la campaña.

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