PRUEBA PILOTO EN JAPÓN

'Minority Report' en la policía japonesa

La ciudad de Kyoto pone en marcha un sistema de prevención y detección de delitos a través de un potente ordenador que cruza miles de delitos y establece previsiones con algoritmos

Policías en Japón.

Policías en Japón. / periodico

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Anticiparse al crimen es la utopía policial en la que trabaja Japón. Las patrullas de Kyoto cuentan ya con mapas que les informan de las zonas donde es más probable que vayan a cometerse. El llamado Sistema de Defensa Predictiva de Crímenes apunta a aquella distópica Minority Report que protagonizó Tom Cruise y no hay país menos alejado de la ciencia ficción que Japón.

Las pretensiones de Kyoto son forzosamente más humildes que las imaginadas por Philip K. Dick. El sistema no indica quién cometerá el delito sino que sugiere cuál, dónde y cuándo. Para ello basta tecnología terrenal: un potente ordenador que cruza decenas de miles de delitos cometidos en los últimos años y establece previsiones con algoritmos parecidos a los utilizados en sismología o epidemiología. Los datos se traducen en puntos rojos sobre el mapa de la prefectura de Kyoto que los agentes reciben antes de iniciar su jornada.

El sistema aliña la intuición policial de toda la vida con fórmulas matemáticas. Por ejemplo, en zonas donde abundan los robos de coches, vigilan con más detenimiento a los que se mueven sospechosamente entre ellos. Y en otra con abusos sexuales patrullan con los faros giratorios encendidos. Los agentes, dicen las autoridades, pueden identificar más fácilmente a delincuentes como carteristas y ladrones en general. Por ahora sólo se utiliza en determinados delitos.

INCREMENTO E LA EFICACIA POLICIAL

El sistema ha incrementado la eficacia policial porque permite una distribución más acertada de los efectivos, señala la televisión nacional NHK. Se necesitará más tiempo para traducir a porcentajes esas sensaciones. Por ahora se sabe que ya ha permitido resolver 38 casos y apuntalar cinco condenas. En la prensa se han subrayado los éxitos. Hablan de un agente que anotó la matrícula de un motorista que se alejó al verle y pudo ser atrapado como autor de varios robos en la zona.

El sistema, señala, afina la búsqueda de comportamientos sospechosos. Pongamos que un agente quiere atrapar carteristas: sólo tiene que esperar a que la computadora le indique dónde y cuándo abundarán. Los puntos calientes, señalan sus defensores, son muy dinámicos: es sabido por todos los ciudadanos cuáles son las zonas seguras e inseguras, pero más allá de esa clasificación generalista existen focos cambiantes que se expanden y contraen a tal velocidad que desbordan la intuición personal. Ahí empieza el trabajo de un algoritmo actualizado.

La iniciativa ha recibido un entusiasmo popular muy matizado. Muchos en la red recuerdan los desajustes descritos en la película. Sin llegar al drama, no es descartable que el celo excesivo dispare los arrestos de inocentes que caminaban en el lugar y momento equivocados. Algunos alertan sobre la dictadura del algoritmo. La reciente detención de un tipo con una linterna generó un sesudo debate nacional sobre cuáles son los indicios suficientes que permiten la actuación policial. De lo que ocurra en Kyoto dependerá que el sistema se extienda a todo el país.

El uso de la estadística para prevenir el crimen viene de antiguo. El sociólogo Clifford R. Shaw y el criminólogo Henry D. McKay ya escribieron en 1931 un libro sobre la persistencia de delitos juveniles en determinados barrios de Chicago. Ha sido la llegada de ordenadores más potentes la que ha permitido la gestión del Big Data. Varias policías del mundo ya trabajan con métodos parecidos. La inglesa Manchester o la californiana Santa Cruz sostienen que las patrullas preventivas han recortado la criminalidad cerca de un 20%.