POLÍTICA

Pablo Casado promete al PP olvidarse del aborto y moderar su discurso

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ALBERTO DI LOLLI

«Somos centristas y moderados. Ahora toca dar una imagen institucional y tranquila». Una vez que su gran objetivo de adelantar las elecciones se ha hecho realidad, el PP quiere cambiar el chip y pasar de la oposición más beligerante a un tono constructivo y fiable. A poco más de dos meses de las generales, los populares creen que están a tiempo de calmar los ánimos y llevar el debate político desde los exabruptos de las últimas semanas hacia el eje de la gestión gubernamental. Pero para eso tienen que virar apresuradamente al centro, en menos de 70 días.

El presidente del partido, Pablo Casado, cree que el frenesí político que ha desembocado en la convocatoria de elecciones generales para el 28 de abril lleva su firma. Y se jacta de ello. En su opinión, «la oposición firme del PP ha tumbado al Gobierno de Sánchez». En su relato de los hechos, los populares han «salvado a España por tercera vez» de la crisis territorial y económica, «responsablemente y sin estridencias».

Pero Casado es consciente de que erró al insultar reiteradamente al presidente del Gobierno -«felón», «traidor», «ilegítimo», «okupa»- y al traer al primer plano del debate la derogación de una ley del aborto amplísimamente aceptada en la sociedad. Por eso ha cedido a la presión interna y ha decidido renunciar al tono crispado y al debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo, al menos hasta que la legislatura eche a andar.

El líder popular ha hecho saber a sus colaboradores su intención de llevar a cabo una campaña «moderada y tranquila», en la que se escenifique el PP es «el ancla segura» de la democracia, un partido que prioriza la gestión a la política de luces cortas o a la ingeniería social. «El PP es una fuerza centrista y moderada», invocó el miércoles Casado, escasos minutos después de que la legislatura quedara vista para sentencia tras el rechazo a los Presupuestos.

«Quiere asumir un papel más presidencialista, incluso a la hora de vestir. Ya no estamos en la oposición dura, sino en otra cosa», apuntan fuentes de Génova. Para escenificar esa moderación, el candidato popular ha ido comunicando a los suyos que, además del aborto, tampoco hablará, en la medida de lo posible, de la exhumación del dictador Franco. Antes al contrario, se centrará en un discurso amable y propositivo, con mucho énfasis en dos flancos: la unidad de España y la economía.

Fuentes cercanas a Casado aseguran que «el centro no se busca, se gana». Es decir, cuando se ensancha el discurso para ampliar las bases electorales, el voto útil acaba llegando. «Es como un tronco, cuanto más ancho, más abarca. Aunque esté situado más a la derecha, ocupa el centro», agregan.

Esta estrategia pasa por no desdeñar la inercia feminista, puesto que se prevé que el próximo 8-M sea un éxito. Y el tema del aborto es el que más controversia ha generado en el seno del partido, donde son mayoría los que no quieren viajar al pasado. Casado ha defendido la vuelta a la ley de supuestos, la de 1985, y ha llegado a decir: «Si queremos financiar las pensiones y la salud, debemos pensar en cómo tener más niños y no en cómo los abortamos».

Alarmas en el ala moderada del PP

Esos comentarios encendieron las alarmas en el ala moderada del PP. La vicesecretaria general de Estudios y Programas, Andrea Levy, pidió esperar a que se pronuncie el Tribunal Constitucional, ya que la ley de plazos de Zapatero está recurrida por el propio PP. La secretaria de Igualdad de Galicia, Susana López Abella, cercana a Alberto Núñez Feijóo, fue más allá y afirmó que la actual legislación es «adecuada». A ello le añadió un argumento liberal: las mujeres «siempre han de ser libres».

«Cuando me entrevistan, todo el mundo entiende mis motivos sobre el aborto, por mi experiencia personal», les ha transmitido Casado a los suyos, en referencia a los problemas que tuvo con su primer hijo -nació con sólo 25 semanas de gestación y pesando 700 gramos-. En el PP hay quien lo entiende sin más y quienes apuntan que «debe hablar como presidente del partido» y no «sólo como Pablo Casado». En todo caso, los críticos juzgan «muy acertado» el anuncio de moderación. «¡Es que el aborto no nos da absolutamente nada!», enfatiza un dirigente de Génova.

Poco a poco, Casado va incidiendo en el nuevo enfoque de su discurso. El viernes, enmarcando con una sonrisa el viraje consumado de Pedro Sánchez, dijo: «Somos la fuerza tranquila y moderada que necesita España (...) Somos el centro reformista, liberal-conservador, en el que la gente puede confiar. Tenemos las cosas muy claras, sabemos cómo tenemos que gestionar y lo que necesita España. Y lo hemos puesto en práctica».

Casado sabe que la campaña le llega muy pronto, con apenas 200 días en el cargo y con la derecha trifurcada, pero cree que está «preparado» porque cuenta con mucho más músculo territorial y porque tiene una mano de cartas ganadora en el debate de ideas con Cs y Vox. A los primeros les augura una desaceleración demoscópica y a los segundos la ley electoral les pone techo, opina. Por el contrario, el presidente del PP cree que Podemos tendrá más votos de los que auguran los sondeos. «Su techo es mayor», ha dicho en privado.

Los trackings que recibe el PP, elaborados por GAD3 y por Sigma Dos, le vaticinan una victoria con dos décimas de ventaja sobre el PSOE. Y colocan a la suma de PP, Cs y Vox en la horquilla de la mayoría absoluta. En todo caso, Casado desconfía porque en las últimas elecciones había algunas que inducían a pensar en un triple empate y el PP le acabó sacando 50 escaños al PSOE y 105 a Ciudadanos. «El PP siempre es el partido que más crece en la campaña, y a Ciudadanos siempre le ha ido mejor en las encuestas que en las urnas», resumen en Génova.

El equipo de campaña para virar al centro

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