POLÍTICA

Pablo Casado acepta orillar los temas polémicos para coser el partido

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Pablo Casado, junto al comisario europeo Miguel Arias Cañete.
Pablo Casado, junto al comisario europeo Miguel Arias Cañete. Javier Lizón EFE

El PP ha orillado en la convención los temas sociales que generan más división en el partido, como el aborto o la maternidad subrogada, que fue motivo de gran debate interno en el último congreso ordinario. La discusión sobre el aborto, reabierta por el propio Pablo Casado, partidario de volver a una ley de supuestos y acabar con la ley de plazos vigente aprobada por José Luis Rodríguez Zapatero, finalmente no se ha producido, pese a que se había prometido que sería precisamente en la convención donde se marcaría posición.

Fuentes populares explican que el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en distintas conversaciones con Casado le pidió no abordar estos temas y centrarse en lo que une al PP y no en lo que lo divide. Otros dirigentes en los últimos meses le han transmitido también que el cambio de posición -el Gobierno de Mariano Rajoy ya no modificó la normativa- no tiene sentido porque no es una reclamación que esté en la calle o entre su electorado.

La convención sí que ha abordado debates sociales vinculados a familia, seguridad y violencia de género en los que han participado expertos y de cuyas propuestas el partido espera nutrirse. Entre ellos, la ex presidenta del Comité Nacional de Bioética, Teresa López, que defendió que la verdadera brecha salarial no es de género, sino entre los hombres y las mujeres que tienen hijos y los que no los tienen, y reclamó medidas de apoyo a la maternidad y la paternidad como protección del derecho a la vida.

En otra de las mesas el PP se reafirmó en su compromiso con las mujeres, con su protección y con la lucha contra la violencia de género, después del resbalón que tuvo Casado dando validez a las tesis de Vox sobre «violencia doméstica».

Blanca Hernández (izqda.), junto a Juan José Cortés, Marimar Bermúdez e Ignacio Cosidó.

Blanca Hernández, ex delegada del Gobierno para violencia de género con Mariano Rajoy, destacó ayer que se trata de un «problema epidémico, universal, gravísimo» que no distingue de países, de razas o de condición social. Un alegato contra Vox porque negarlo, dijo, es «peligroso». Se trata de un «problema real». «Es verdad y eso no quita que existan otros problemas, hay violencia contra los niños, contra los mayores, contra los dependientes», pero «es peligroso el discurso negacionista, el de que no existe el problema, está exagerado o a los hombres también les pasa». A los hombres, explicó, «les pasan otras cosas y hay que ayudarles, pero esto no».

La ex delegada del Gobierno, criticó ideas como que las mujeres «son unas lagartas que se aprovechan del sistema creado para protegerlas» e indicó que «no es verdad». «Hay un dolor inmenso de mujeres que, a veces, ni siquiera salen del silencio».

Hernández participó en una mesa junto a Juan José Cortés, el padre de Mari Luz, la niña de cuatro años que murió asesinada, y Marimar Bermúdez, la madre de Sandra Palo, que falleció de manera extremadamente violenta a manos de menores.

Bermúdez reclamó a Casado una modificación de la Ley del Menor para que, como sucedió con su hija, los culpables «no salgan impunes» de sus delitos, que hoy en día «no son condenas sino faltas». El PP, según anunció su portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó, se ha comprometido a abrir «una reflexión» sobre la Ley del Menor y sus penas.

Cortés aprovechó para pedir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no derogue la prisión permanente revisable, que el PSOE ha llevado al Tribunal Constitucional.

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