España

La tibieza de Pablo Iglesias con Pedro Sánchez inquieta a las bases de Podemos

POLÍTICA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, durante su encuentro en Moncloa el pasado 6 de septiembre ALBERTO DI LOLLI

"Mi madre me dice a veces: 'Te quiero ver más duro, hijo'". La confesión de Pablo Iglesias sobre el cambio de tono de Podemos ha reactivado una pregunta que sobrevuela a Podemos desde que se afianzaron las relaciones políticas con Pedro Sánchez y se abrieron negociaciones para aprobar juntos los Presupuestos y cerrar un acuerdo de legislatura. ¿Se ha vuelto Podemos a partir de ahí demasiado complaciente con el Gobierno? ¿Se ha vuelto Iglesias más blando?

La cuestión podrá encontrar respuestas más o menos comprensivas o críticas, pero, de momento, la dirección nacional asume los riesgos de la nueva estrategia y parece contar con el aval del grupo parlamentario, que cierra filas en la línea colaboracionista con el PSOE. Pese a que precisamente este asunto provocaba hace nada un cisma interno. Que estalló en 2016 y se visualizó de forma dramática en el enfrentamiento con Íñigo Errejón en Vistalegre II.

Dos años después, el frentismo que caracterizó la acción política se ha invertido. "La gente está tranquila, no hay ruido, porque la negociación es seria y los objetivos están claros", dicen dentro del grupo. Donde hay quien incide en que el manejo del tono demuestra "maduración". La línea de mano tendida parece estar funcionando para "arrancar" medidas al Gobierno en las negociaciones y, al tiempo, está resultando un bote salvavidas para el Ejecutivo en estas semanas de zozobra, que están ayudando a Sánchez a sostener la legislatura y evitar elecciones.

Ha sido precisamente en estas semanas de ebullición cuando el tono conciliador de Podemos se ha hecho más patente -tan lejos del que Ciudadanos tenía con el PP cuando estaba en el Gobierno-. Ante los plagios de Sánchez, Iglesias le recriminó ser "cutre", pero sin exigir responsabilidades ni empujarle a dar explicaciones en el Congreso. Una prudencia que ya se ejerció en el caso de la ex ministra Montón.

"No me puedo permitir el tono tan duro que tiene mi madre", explicaba Iglesias también en Telecinco, donde reconocía que ahora tenía que "dulcificar" la actitud y ser "más sobrio". Pese a la justificación, y aunque los diputados de Podemos lo respalden, Iglesias es consciente de que desde las bases llegan voces que reivindican ser más combativos a la hora de plantear las exigencias. O que pueden sentirse un tanto desconcertados y desconectar, como alertaba el último CIS (julio), donde Podemos caía cuatro puntos, hasta el 15,6%, mientras su socio, el PSOE, despegaba hasta el 29,9%.

Iglesias asume el desgaste, aunque tenga que manejar con cuidado a su electorado más izquierdista para que no le penalice -con la abstención- por su cercanía al PSOE. En ese sentido, tiene cierto valor el toque de atención de la madre de Iglesias, que aunque anecdótico es sintomático. También una yayoflauta, durante la misma entrevista, lamentó ante el líder de Podemos que se estuviera "descafeinando". Él lo rechazó pero sabe que es un riesgo que corre.

Abierto el debate, en las redes sociales afloran mensajes de simpatizantes que piden recuperar el ardor contra el PSOE. Incluso Iglesias tuvo un guiño con un "me gusta" a una tuitera de referencia dentro del universo Podemos, que señalaba que ella también decía que "Iglesias tiene que volver a ser más duro".

Se mantendrá el rumbo en las tres semanas decisivas que aguardan. Encontrado el consenso interno, el partido está lanzado a lograr el "mejor acuerdo posible" con el PSOE y para ello modulará el tono y jugará con las advertencias en virtud de las necesidades. Un alto dirigente de la formación destaca que no son tiempos de "líneas rojas" y señala que será al acabar la negociación cuando se hará un balance. Si es bueno, se defenderá y apoyará. Y si no lo es, pues no habrá Presupuestos, dice. Lo que revela una estrategia de pelear por todo sin levantarse de la mesa por ninguna medida determinada.

En este oasis desconocido para el PSOE en su trato con Podemos, tan sólo Izquierda Unida viene desmarcándose a su manera, ligeramente más crítica. Lo hizo desde el primer momento con Montón, por ejemplo. Y frente al objetivo de Iglesias de "cogobernar" con Sánchez desde el Parlamento, IU pide actuar como una "oposición de izquierdas", porque "aunque haya pactos no concluirán con un acuerdo de gobierno".