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Tractor nuevo para Aitor

Aitor Esteban, portavoz del PNV, durante la sesión de control al...
Aitor Esteban, portavoz del PNV, durante la sesión de control al Gobierno celebrada ayer. BERNARDO DÍAZ

En octubre de 2016, el diputado del PNV, Aitor Esteban, le solicitó cariño a Rajoy, o sea, fondos, a cambio del apoyo de su partido para la investidura: "Si bien me quieres, Mariano, da menos leña y más grano". Con flema y fina ironía, Rajoy descubrió el pacto sobre la actualización del Cupo al que estaba dispuesto a llegar, siempre y cuando el PNV comprometiera también su respaldo a los Presupuestos: "Si quieres grano, Aitor, te dejaré mi tractor". He aquí, se aprueba hoy en el Congreso, el nuevo vehículo automotor con el que transitará el País Vasco al menos durante el próximo quinquenio.

Para el PNV es la firma de la "paz fiscal", lo que viene a ser la enésima conmemoración del Abrazo de Vergara. A casi todos les llega en buen momento, en plena campaña preelectoral catalana: el PP traza el camino a los sediciosos y muestra su rostro negociador, al tiempo que avanza en los Presupuestos de 2018. Para Urkullu, el Cupo es una manifestación práctica de bilateralidad. Sin aspavientos ni golpismo.

Por su parte, Cs le pega un meneo a la calma chicha en la que se ha instalado el reformismo. Su posición contraria al Cupo le permite regresar a sus orígenes, obligado por la apropiación en régimen de monopolio que ha hecho el PP del 155 soft. De este modo, recupera su esencia, que supone también reivindicar, aunque sea a regañadientes, el legado de UPyD. Rivera toca fibra sensible y sugiere una reforma constitucional inversa. Ha identificado el sentir de la mayoría silenciosa y corriente en la España que no se jacta de singular: la defensa de la solidaridad interterritorial y la igualdad de los españoles.

El Concierto y el Cupo son constitucionales. Los expertos dudan de su cálculo. Critican que primero se establece la cantidad y luego se agita la calculadora, se colocan los cubiletes, se ajustan los decimales y se define el modelo. Lo cual repercute en que al País Vasco le salen baratos los servicios que le presta el Estado.

El caso es que la actualización del Cupo pilla al PSOE con el pie cambiado. Hasta Iceta se pronunció en contra del cómputo en 2015: "Cupo sí, cuponazo no", dijo. Los barones se revuelven contra Sánchez, que urge a Rajoy a impulsar la reforma de la financiación autonómica. La política es una actividad tan compleja que el vetusto noesnoísmo se ha transformado en un refrendo al acuerdo de gobernabilidad entre PP y PNV. El anhelo de Rajoy siempre fue la gran coalición, que funciona a la gallega, esto es, de manera misteriosa y brumosa, pero eficaz.

El federalismo no casa con el Cupo, pues el federalismo no se construye a partir de relaciones bilaterales. O Cupo, o España federal. El presidente asturiano, Javier Fernández, se erige en portavoz de los barones desairados y sugiere, con razón, que lo urgente es la financiación autonómica. Según el think tank Funcas, el País Vasco tiene unos elevados niveles de gasto público y calidad de los servicios. Concluye que su particular sistema de financiación contribuye a ello. El profesor Mikel Buesa precisa de manera vehemente: "Los vascos nos han metido un pufo de 3.172,6 millones de euros". Montoro le hace un penúltimo guiño al PSOE y pone fecha a la reforma para repartir el grano.