Los socialistas catalanes entierran el referéndum en vísperas de su rebelión en el Congreso
El PSC "no se plantea la ruptura" con el PSOE
El PSC intenta salir de su ciclo de continuas debacles electorales acercándose a Podemos pese al enfrentamiento de la formación de Pablo Iglesias con el PSOE para ser la voz de la oposición al PP. Los socialistas catalanes quieren crear una gran coalición de izquierdas en Cataluña para las próximas elecciones autonómicas que incluya tanto a la marca catalana de Podemos como a Barcelona en Comú (BComú), partido que encabeza la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau.
El proyecto, de progresar, podría agravar aún más el enfrentamiento del partido de Miquel Iceta con la actual gestora del PSOE.
La propuesta de los socialistas catalanes se conoció ayer, en vísperas de la votación de este sábado en el Congreso de los Diputados sobre la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. El PSC tiene previsto mantener su no a la investidura y romper la disciplina de voto del PSOE. Si se confirma su rebelión, los siete diputados catalanes podrían ser expulsados al Grupo Mixto como castigo.
El PSC ha incluido su propuesta para crear una «alianza catalana de progreso» como uno de los puntos de la ponencia marco del XIII Congreso que el partido celebrará durante el próximo fin de semana. Fuentes de la dirección socialista especificaron que, si bien se pretende aunar a todo el bloque de los conocidos como comunes -Podemos, ICV y EUiA, ahora en coalición en el Parlament bajo la marca de Catalunya Sí que es Pot- su prioridad pasa por llegar a acuerdos «preelectorales» con la apuesta autonómica que se prevé que promueva Colau.Según especificaron, los socialistas se ofrecerían incluso a coliderar el proyecto. El texto incluido en la ponencia marco que se votará la próxima semana así lo señala: «Tanto las izquierdas que hundimos nuestras raíces en el pasado colectivo como las izquierdas de más reciente formación hemos de hacer nuestra esta responsabilidad, sin conservadurismos partidistas».
La alcaldesa de la capital catalana no ha dado todavía ningún paso en la dirección que promueve ahora el PSC y ha descartado públicamente liderar una candidatura para presidir la Generalitat. El PSC, según admitieron ayer fuentes de la dirección, tampoco ha contactado con ella a la espera de que la próxima semana la militancia apruebe la nueva hoja de ruta.
Las mismas fuentes del PSC justificaron ayer la viabilidad de un proyecto en común con el partido de Colau en la composición del actual Gobierno de Barcelona. Pese a que los socialistas sufrieron una nueva debacle electoral en las municipales de 2015, en este caso por un trasvase de votos hacia BComú, el PSC acabó entrando el pasado mayo en el gabinete municipal para dar estabilidad a una Colau que hasta entonces gobernaba en minoría. Cabe recordar que el PSC también gobernó la Generalitat al llegar a acuerdos con ICV-EUiA y ERC para formar dos tripartitos consecutivos, entre 2003 y 2010. Si la militancia aprobara la próxima semana su estrategia de llegar a acuerdos con los comunes, especificaron fuentes socialistas, ERC se quedarían fuera de cualquier ecuación por centrar sus propuestas en la independencia de Cataluña.
Aunque la dirección socialista admitió que su principal objetivo es tender la mano a Colau, el texto que propondrán a sus militantes elude cualquier mención concreta a ninguna formación. «Proponemos la más estrecha colaboración posible entre las fuerzas de izquierdas presentes en el Parlamento de Cataluña para poner en común esta voluntad y tratar de dibujar una estrategia compartida de cambio y de articulación del bloque social y político que la debe impulsar, una alianza catalana de progreso», sostiene.
La propuesta del PSC trata de frenar, en paralelo, la fragmentación del voto que sufren históricamente en Cataluña las formaciones de izquierdas. Un fenómeno que los socialistas catalanes atribuyen a la ausencia de una ley electoral propia para Cataluña y que consideran que desde 1978 siempre ha privilegiado el voto nacionalista.
El PSC también reivindicará durante su XIII congreso su independencia frente al PSOE en un momento en el que su Protocolo de Unidad, firmado en 1978, pende de un hilo por la rebelión de los socialistas catalanes en el Congreso. La ponencia marco incluye referencias al PSC como un «partido con personalidad jurídica propia, soberano y autónomo».Ningún párrafo incluye menciones a modificar cambios en su relación con el PSOE. Cualquier propuesta de cambio en el protocolo de unidad debería debatirse, llegado el caso, en la comisión congresual relativa a los estatutos del partido. Una medida que el PSC no tiene previsto impulsar. Cualquier propuesta en ese sentido que se plantee durante el congreso de la próxima semana requeriría, además, el 75% de los apoyos requeridos para ser tomadas en consideración.
Pese a que su acercamiento al entorno de Colau y Podemos puede agravar su actual enfrentamiento con el PSOE, el PSC trata también de rebajar la tensión alejándose de cualquier proyecto que fomente las tesis independentistas. En ese sentido han eliminado de su hoja de ruta la propuesta de referéndum por la secesión como plan B si en Cataluña fracasa la reforma federal de la Constitución.
El PSC incluyó la alternativa del referéndum -conocida como vía canadiense- en el borrador inicial de la ponencia que se debatirá durante el Congreso que celebra entre el 4 y el 6 de noviembre. Tras las duras críticas que motivó la iniciativa en el PSOE, en la versión definitiva del documento publicada ayer se eliminó toda referencia al caso canadiense y la secesión de la provincia francófona de Quebec. Según explicaron fuentes del partido, los cuatro responsables de elaborar la ponencia marco eliminaron la propuesta al considerarla «incoherente» con la reforma de la Constitución. Si la ponencia es aprobada el próximo fin de semana, el PSC fiará gran parte de sus aspiraciones en Cataluña a defender una reforma federal que debería ser aprobada también en referéndum por los catalanes. Este nuevo «contrato entre Cataluña y el resto de España» debe reconocer a Cataluña como nación.
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